jueves, 9 de diciembre de 2010

PROBLEMÁTICAS EN LA EDUCACIÓN DE MÉXICO

Por Jaime Torres Bodet
¿Cómo educar a un pueblo tan ávido y tan austero, tan sumiso y tan ambicioso, tan exigente y tan tolerante, tan satisfecho de imaginar que ha llegado a ser lo que aún no es y tan anheloso de ser lo que no parece, desde mucho puntos de vista, dispuesto a ser?
Esa pregunta fue la que se hizo Jaime Torres Bodet al observar las problemáticas que tenía la educación básica en México.
Por una parte, los gobiernos creían tener el control absoluto de la educación, ya que daban a los maestros planes para educar al pueblo, sin embargo los educadores no leían dichos documentos.
Otra problemática era la situación de los maestros,  la forma en que veían su labor, y como eran vistos por la sociedad.
En ocasiones les interesaba más, ejercer la influencia concreta en la política del país que la orientación cultural y moral de los agremiados. Muchos  invocaban la respetabilidad de su profesión para exigir aumentos  de sueldos y de servicios, pero esto fue inútil.
Otra dificultad que se tenía era la forma que tenia la sociedad de ver a la educación. Al momento de iniciar con la lucha contra el analfabetismo, la nación reclamaba planteles donde pudiese proporcionarse a los niños enseñanza cabal hasta el sexto grado, les importaba más la estructura de un aula que un profesor dentro de ella.
Para 1958 ya se contaba con la experiencia y posibilidades de crear un plan capaz de determinar el lapso necesario para garantizar a todos los niños de México la educación primaria, gratuita y obligatoria, merced a una mejor coordinación  de las autoridades y a un incremento en la colaboración de los sectores privados, con el fin de combatir los problemas mencionados. Con este método se logró bajar el deficiente escolar a tres millones de niños. Sin embargo, aun no se sentía la aptitud de aceptar ese deficiente.
En esa época López Mateos añadió: “lo que importa, ahora, es definir un programa. Y empezar a cumplirlo, tan pronto como podamos”.
Para 1959 el presidente de la época aludió a términos muy precisos: “He elegido este momento para hacer una declaración que considero de trascendencia. El  primero de enero próximo comenzaremos a aplicar, en su parte más costosa y más importante, el plan nacional de expansión y mejoramiento de la enseñanza primaria. Empezaremos a ejecutar las medidas encaminadas a la expansión del sistema, robusteciendo las escuelas normales e instalando los centros regionales de enseñanza normal que estimamos imprescindibles para la formación de los nuevos maestros.
De esta forma fue como se llevo a cabo el método para contrarrestar la problemática de la educación en el país, realzando la educación del maestro, creando centros para cursos propedéuticos y ampliando escuelas para la enseñanza de los niños.
Con el tiempo se fueron midiendo los propósitos, éxitos y fracasos, del que maestros y periodistas llamaron pronto “Plan de Once Años”.

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